jueves, 22 de marzo de 2012

Educación política 1

MATERIALISMO DIALÉCTICO
Por: Vicente Lombardo Toledano

El universo, el mundo y la vida cambian. Se transforman de manera constante; pero no anárquica. La naturaleza y la anarquía son conceptos antitéticos. Todo lo que existe está sujeto a leyes, a normas del ser, a principios inviolables.

De la misma manera que la realidad no es inmóvil, tampoco son inmóviles las ideas que a la realidad se refieren. Así como las leyes que rigen el universo, el mundo y la vida, conciernen a fenómenos en proceso de cambio, cuando los fenómenos se transforman unos en otros, las leyes que los rigen se reemplazan por otras nuevas.

Si la realidad cambia y se transforma, y las leyes que generalizan lo esencial en los hechos que se transforman son substituidas por otras, siguiendo el proceso de la realidad, por no entender dialécticamente este significado de las leyes naturales, de las categorías o de los conceptos, se llega de manera inevitable a una posición lógica inadmisible, que consistiría en aceptar ideas, normas, conceptos o leyes eternas para una realidad en perpetuo cambio, que no operarían porque los hechos que les dieron origen han desaparecido, dando lugar a otros que exigen nuevas generalizaciones, nuevos conceptos, nuevas leyes.

Por eso no se pueden enumerar las leyes naturales como si se tratara de principios eternos, sino descubrirlas, conocerlas, saber cuáles carecen de vigencia y cuáles han sido reemplazadas por otras. Lo único constante, lo que no cambia nunca, es la realidad que se encuentra fuera de la conciencia del hombre, el concepto de perpetuidad de la materia que sin cesar se transforma. Esta afirmación es de una importancia extraordinaria cuando se aplica al caso de la sociedad, porque si es cierto que el hombre es fruto del proceso de la naturaleza, uno de los seres vivientes modernos en el desarrollo del mundo, actúa sobre la naturaleza y la cambia. No de acuerdo con su voluntad o sus deseos, como afirman las diversas ramas de la filosofía idealista, sino utilizando las leyes que rigen el proceso de lo que existe, para emplear sus fuerzas manifiestas y ocultas, activas y potenciales, y aumentar y hacer más eficaz la suya.   

(Extractos del libro ¿Moscú o Pekín? La vía mexicana hacia el socialismo, 1963)

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