jueves, 5 de abril de 2012

Más Neoliberalismo significa más Pobreza.


El Neoliberalismo llegó a nuestro país a mediados de la década de los ochenta, de la mano de Miguel de la Madrid y su grupo de tecnócratas, dispuestos a poner en práctica un nuevo modelo económico de acuerdo con los mandatos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, en contra de las conquistas históricas de la Revolución Mexicana.

A partir de entonces, se buscó reducir el gasto público, propiciar y proteger los monopolios, permitir la inversión extranjera en áreas estratégicas, privatizar las empresas estatales para reducir la participación del Estado en la economía, dejando al país literalmente en manos de un grupo de empresarios que, junto con el poder económico, también ostentan el poder político.
    
Esta situación se ha agravado con las administraciones panistas, donde gobiernan los empresarios para los empresarios, como lo señaló Fox. Como consecuencia, hoy la riqueza se concentra en unas cuantas familias, las cuales gozan de privilegios fiscales mientras el gobierno es incapaz de desarrollar infraestructura moderna, ampliar la educación superior pública, impulsar la investigación científica, o fortalecer las instituciones de seguridad social.

Con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994, el campo mexicano sufrió un duro golpe pues no aumentó la producción agropecuaria como se afirmaba; lo que ocurrió es que ha reaparecido el fenómeno de la concentración de la tierra, millones de campesinos migraron a las ciudades y a los Estados Unidos, y ahora dependemos más del exterior para satisfacer nuestras necesidades alimentarias.  Importamos frijol, maíz, arroz, trigo y otros productos básicos en nuestra dieta.
    
Todo lo anterior ha llevado a 57 millones de mexicanos a la pobreza, y otros 28 millones viven en la pobreza extrema. Además hay 32 millones de compatriotas sin un empleo formal y 7 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan. Por eso, definitivamente el neoliberalismo no es el camino.

(Tomado de VANGUARDIA, Órgano de la Juventud Popular Socialista en Teziutlán, Puebla. Marzo del 2012)
   

Textos de Educación Política IV


¿QUÉ ES LA IZQUIERDA?
Por: Vicente Lombardo Toledano

1.- La Izquierda como actitud no es una postura sentimental, sino una convicción: la de los principios de la filosofía del proletariado.

2.- Sin embargo, la filosofía del proletariado –el materialismo dialéctico–, reducida a pura forma del pensamiento es estéril.

3.- La filosofía es un instrumento para conocer la realidad; pero también para transformarla.

4.- La transformación de la realidad no la pueden realizar, ni intentar siquiera seriamente, los individuos o las agrupaciones de individuos con ideologías distintas, sino los partidos de la clase obrera.

5.- Todo partido que no se proponga la sustitución del régimen capitalista por el sistema socialista, de acuerdo con los principios del materialismo dialéctico y de su aplicación a la sociedad humana –el materialismo histórico–, no es un partido de la izquierda.

6.- La clase obrera por el simple hecho de ser una clase social con intereses opuestos a los de la burguesía, no constituye la izquierda en ningún país del mundo. Para defender sus intereses económicos se agrupa en sindicatos, que son organismos de frente único en los que se asocian trabajadores de distintas corrientes del pensamiento y creencias, y en otras agrupaciones de masas; y aún cuando el proletariado sustenta los principios de su clase, no se propone llegar al poder. Ese objetivo lo logra la clase obrera por conducto de su partido, que actúa a través de sus miembros en todas las organizaciones de masas y lucha en los demás frentes: el ideológico, el electoral, el cultural, etc.

7.- La derecha no es tampoco una actitud sentimental, sino una postura ideológica: la filosofía de la clase burguesa y, en los países de gran desarrollo capitalista, la filosofía del imperialismo.

8.- La filosofía del imperialismo es el fascismo: la supresión de los principios de la democracia burguesa y la instauración de la dictadura violenta del capital financiero.

9.- Así como la izquierda se propone reemplazar el régimen capitalista por el socialista, la derecha persigue mantener el régimen capitalista de manera indefinida, y luchar por impedir el advenimiento del socialismo en cualquier parte del mundo.

10.- Los partidos que no son de izquierda, no han de ser, forzosamente, partidos de la derecha.

11.- Entre la derecha y la izquierda hay numerosos partidos políticos con diversos nombres que se prestan a confusión; pero lo que los define es su posición ante el capitahismo y el imperialismo. Algunos de esos partidos corresponden a sectores de la burguesía que se oponen al imperialismo; sin aspirar al socialismo. Surgen principalmente en los países coloniales y semicoloniales.

12.- El partido de la clase obrera en los países en vías de desarrollo puede y debe asociarse con otros partidos y agrupaciones de carácter democrático, desde las masas campesinas hasta sectores de la burguesía opuestas al imperialismo, para formar un gran frente, con todos ellos, que luche por el progreso económico nacional con independencia del imperialismo. Esta clase de agrupamientos, no importa el nombre que lleven, tienen un valor muy importante porque asocian a todos los combatientes por la autonomía nacional pero no son ni pueden ser la izquierda.

13.- El partido de la clase obrera debe ser el promotor de la alianza de las fuerzas democráticas; pero no debe subordinarse a ellas en su conjunto, ni a ninguna en lo particular, sino constituirse en vanguardia de la unidad de acción de todas.  

(Tomado del libro "La izquierda en la historia de México", 1962)

La Educación en México debe ser ajena a toda injerencia religiosa


FELIPE CALDERÓN INTERPELA A HILDEBRANDO GAYTÁN

Del Diario de los Debates, LV Legislatura, Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. 8 de julio de 1992.
  
(A discusión la Iniciativa de Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. Toma la palabra el diputado Hildebrando Gaytán Márquez, para hablar en contra del dictamen en lo general. Aquí se daría un sobresaliente diálogo entre el orador y el diputado Calderón Hinojosa del PAN, quien interpela al compañero Gaytán). Versión no íntegra.

El diputado Hildebrando Gaytán Márquez: - Al Partido Popular Socialista le preocupa extremadamente toda esta concesión que se ha hecho a la Iglesia católica y, que pone en grave riesgo el futuro que merecen los mexicanos de progreso, libertad y democracia.

Señores diputados, el Partido Popular Socialista tiene clara conciencia de lo que es la religión, un aspecto reservado a las personas en su intimidad, en su hogar o en los templos. Los que no entienden este fenómeno son precisamente quienes tienen una carga religiosa que no les permite entender el fenómeno religioso.

Ciencia y religión, no podrán jamás estar de acuerdo. ¿Por qué, señores diputados?, porque todo conocimiento tiene dos elementos: uno es el elemento cognoscitivo, en cuanto a que una idea refleje un aspecto de la realidad objetiva. Si yo digo: "aquí está un vaso" esta idea tiene que corresponder a que fuera de mi conciencia existe un objeto al que todos podemos reconocer como vaso. Tiene en elemento cognoscitivo, como reflejo objetivo de la realidad y, puede tener un aspecto ideológico, si, toda idea, el aspecto cognoscitivo y el aspecto ideológico, en cuanto a que hay una valoración sobre esta idea.

Pero hay una serie de ideas que no tienen ningún elemento cognoscitivo, que son 100% ideológicas, es decir, son valoraciones subjetivas, no se refieren en lo absoluto a la realidad de la naturaleza de la sociedad, lo que existe fuera de nuestro pensamiento y, ésa es la religión. Todas las religiones, su contenido es 100% ideológico y cero de conocimiento objetivo. Todas las constituyen elementos que jamás podrán demostrarse ni por la ciencia ni por la filosofía, ni por la filosofía científica en cuanto a que ésta se refiera a la realidad objetiva. Por esa razón son incompatibles religión y ciencia.

Pero en cuanto a sentimiento religioso, en cambio, es de respetarse y así lo ha dicho el Partido Popular Socialista, en cuanto a una creencia personal y en cuanto una fe religiosa del hogar o de los templos. Pero es completamente diferente ese respeto como creencia personal, en cuanto a que esta serie de ideas, que es un conjunto de conocimientos ideológicos que no tienen nada qué ver con la realidad objetiva y, no solamente no tiene nada qué ver, sino que se contraponen a lo que la ciencia está aportando día a día entre al ámbito de la enseñanza.

Es totalmente injustificable que entre la religión al ámbito de la enseñanza, ni en escuelas del gobierno ni en escuelas particulares. En ninguna clase de enseñanza debe entrar la religión.

Pero ahí está el problema, eso es lo que no pierde de vista la Iglesia católica, de echar abajo la base científica de la enseñanza y, eso es en lo que ya nos han dado un golpe en el artículo 3o., en donde se les permite, en donde no es escuela laica de observarse a plenitud.

No es un derecho de los individuos ni de ninguna corporación poner una escuela; es una concesión, en todo caso, bajo determinadas condiciones que establece la ley. Creo que en el artículo 9o. están violando la Constitución del país, porque están estableciendo como un derecho a las iglesias a las asociaciones religiosas, establecer escuelas, planteles educativos. ¡Como un derecho! Siendo que el artículo 3o. dice que requieren autorización. El que tiene la facultad es el Estado, porque es un servicio público y tienen que pedir autorización y cumplir una serie de requisitos, cualquier individuo.

¡Y aquí esta iniciativa de ley, violatoria de la Constitución, a pesar de que digan que se ajustarán a las leyes de la materia! ¡A pesar de eso!

[Expresiones en la sala: Shshshshhhhh!!!]

¡Les lastimé los oídos! ¡Ojalá y lleguen las ideas al cerebro y no solamente al tímpano!

El diputado Felipe Calderón Hinojosa (desde su curul): - Que si acepta una interpelación.

El Presidente: - ¿Acepta usted una interpelación, diputado Gaytán?

El diputado Hildebrando Gaytán Márquez: - Bueno.

El diputado Felipe Calderón (desde su curul): - Diputado: que si acepta una interpelación.

El diputado Hildebrando Gaytán Márquez: - Interpelación.

El diputado Felipe Calderón (des`e su curul): - ¡Sí o no!

El diputado Hildebrando Gaytán Márquez: - ¡Sí!

El diputado Felipe Calderón (desde su curul): - Bueno, lo primero, coincidiendo con su deseo de que fluya la sangre al cerebro, comprendemos la necesidad de ello; especialmente en quienes están hablando.

Lo segundo, es que usted dice que no puede considerarse un derecho porque el artículo 3o. habla de autorización. Yo le pregunto ¿si el Estado puede autorizar algo a alguien si ese alguien no tiene derecho a ello?

El diputado Hildebrando Gaytán Márquez: - Puede tener un ente....... Aquí, aquí el asunto no está de esa manera.

[Carcajadas en la fracción panista]

No tenía personalidad jurídica. Puede, sí , puede desempeñar una actividad; pero no la va a ejercer como un derecho; si no, ¿para qué va a pedir permiso? Indudablemente que una cosa es tener derecho, que ejercerlo como derecho, para lo cual no necesita pedir permiso. Podrá ejercerlo, pero sólo pidiendo permiso, para ser congruente con el artículo 3o.

El derecho que alude el señor diputado, lo quiere establecer exactamente en lo concreto. Dice: "Alguien que no tiene derecho, puede ejercer algo". Si no tiene derecho no puede ejercerlo. Si tiene una personalidad para ejercer una serie de actividades, de las que no tiene derecho, pero que puede ejercerlas, solicita la autorización. Es diferente.

¡No es un derecho de ningún individuo ni corporación poner una escuela! ¡Es ejerciéndola como una concesión!

Aquí la iniciativa de ley, aparte de que está desconociendo lo que establece el artículo 3o., por primera vez en la historia de nuestro país, no solamente a partir de la Revolución Mexicana, sino desde antes de este movimiento, se le están concediendo derechos a la Iglesia en áreas en las que no tiene por qué intervenir, como ya decía anteriormente.

Realmente desde el momento en que se promulgó la Constitución, la Iglesia católica manifestó que no acataría el 3o., 5o., 24, 27 y 130 y, desde ese momento se inició una lucha de desprestigio, de condena, de encono en el pueblo hacia la Carta Magna; en México y fuera de México y, naturalmente que esta actitud del clero contra la Constitución fue creciendo y una de sus manifestaciones posteriores fue la guerra de los cristeros.


¿Diga, señor diputado?

El Presidente: - Diputado Gaytán, ¿acepta usted una interpelación?

El diputado Hildebrando Gaytán Márquez: - Sí, señor Presidente. Adelante diputado Felipe Calderón.

El diputado Felipe Calderón (desde su curul): - Compañero diputado, usted ha mencionado reiteradamente en el discurso del Partido Popular Socialista las cuestiones de obediencia a la Constitución y también menciona que las reformas constitucionales dieron a las asociaciones religiosas derechos escandalosos, como usted lo mencionó. Yo le pregunto, ¿si el Partido Popular Socialista asumiera el poder, respetaría la Constitución?, ¿se sometería a la Carta Magna, en los términos en que ésta actualmente vigente?

El diputado Hildebrando Gaytán Márquez: - El Partido Popular Socialista es probablemente el más claro de todos los partidos de lo que piensa sobre la vida y la organización del país.

Nosotros hemos iniciado ya una campaña política que nos dirigirá a modificar el artículo 3o., 5o., 24, 27 y 130, para darle una redacción como ya señalaba, acorde a los principios de libertad, democracia, progreso social. Es decir, el Parti`o Popular Socialista una vez en el poder respetará la Constitución, pero también si llegamos al poder es precisamente porque nos respalda el pueblo, que sabe también qué cambios le daríamos a esa Constitución. Es decir, si llegamos en este momento no quiere decir que nos vayamos a echar cadenas para respetar exactamente la Constitución como está. Si llegamos en este momento el pueblo sabe qué cambios le vamos a hacer a la Constitución, pero naturalmente será todo en respecto de la Constitución.

Aún, señor diputado, aspectos de la Constitución que no compartía el Partido Popular Socialista, como era el derecho de amparo a los terratenientes, combatíamos esa figura jurídica, pero evidentemente cuando había las disposiciones teníamos que sujetarnos a ellas. Lo que no hizo el clero durante todos estos años anteriores, que no compartía como estaba redactada la Constitución, lo que no hizo fue respetarla y durante todos estos años actuaron como francos delincuentes, abiertamente como delincuentes.

Bueno, eso será la lucha que den en lo particular y la debilidad y la claudicación que siga imperando en el partido gobernante, que por cierto las intervenciones de los oradores del Partido Revolucionario Institucional más parece que no sabe uno en el momento que están hablando a qué partido pertenecen, si al Partido Acción Nacional o al Partido Revolucionario Institucional en esta materia.

Qué absurdo, que un gobierno que dice que entra a la modernidad, sin embargo retrocede para establecer en el área más importante de la formación de la conciencia una concepción que pertenecía al siglo pasado, antes de las Leyes de Reformas, la educación religiosa.

Y más aún, dejar los medios de comunicación masiva para que puedan ser utilizados perdiendo de vista toda la fuerza de penetración, de convencimiento que tiene para poder modelar la conciencia, el gusto, la preferencia a los individuos hacia uno u otro aspecto.

Ahí está la fuerza poderosa de la publicidad, de los objetos comerciales en las actividades deportivas y, ahora entrará en el ámbito de la práctica religiosa; todo esto es un elemento para confundir, para distorsionar lo que ya señalábamos en cuanto a lo que debe ser construcción de la nacionalidad y de la identidad nacional.

La identidad nacional se forja en la historia y se ha forjado ahí. Muy lamentable que haya esta claudicación por parte de quien tiene la responsabilidad del gobierno y que imprime estas determinaciones a su partido y que finalmente presionan o al menos así establecen para que los diputados de la mayoría aprueben éstas que son verdaderas aberraciones y claudicaciones.


El Partido Popular Socialista está en contra. Votaremos en contra e iniciaremos como ya, es decir, continuaremos con esta actividad para restablecer la Constitución en los términos que correspondan a la lucha del pueblo mexicano, a la ciencia, al florecimiento del individuo, al disfrute de los medios de la cultura y la civilización, respetando la religiosidad y el sentimiento de creencias también, pero con todas estas formas, como ya he explicado. Muchas gracias.

EPN: ¿“Audacia” o traición a México?


Por: La Dirección Nacional del PPS

En varias ocasiones recientes, el señor Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República, ha declarado a los medios que él es partidario de abrir la participación del sector privado a las actividades que realiza Pemex.

Pretendiendo aportar argumentos a esa idea que por obvias razones le aplaudieron los empresarios en la Cumbre de Negocios el 24 de octubre pasado en Querétaro, ha dicho que es necesario ser “audaces”, que hay que “deponer posiciones ideológicas” que impiden la apertura de Pemex a la inversión privada.

Olvida el señor Peña Nieto que la inversión privada ya está en Pemex, violando la Constitución, y no hay nijgún aporte significativo a su desarrollo y sí, por el contrario, lucrativas ganancias para los inversionistas “privados”, que son los grandes monopolios en la industria energética. 
  
La Cumbre de Negocios mencionada fue organizada por especuladores, inversionistas y empresarios como Miguel Alemán y le dieron foro a Peña Nieto para que dijera que en la última década México apenas ha crecido en 1.7 por ciento anual y que el país padece un alto desempleo con 57 millones de pobres. Para revertir esa situación, según él, es necesario abrir Pemex al capital privado, porque hay una gran oportunidad de hacer de la empresa petrolera “una palanca de mayor crecimiento económico”. Adujo que “sin que el Estado pierda la propiedad de los hidrocarburos se dé participación al sector privado para que haya una empresa más rentable y que detone el crecimiento para el país”.

Olvida el señor Peña Nieto que gracias a Pemex México no se ha hundido más en la miseria y en la dependencia, porque además del desarrollo económico que históricamente debemos a la expropiación petrolera, hoy el gobierno obtiene de Pemex el 40% de sus recursos presupuestales, que ahora Peña Nieto quiere trasladar a los grandes monopolios.

Tan emocionados estaban los empresarios con las palabras del ex gobernador, que allí mismo y de inmediato se lanzaron al ruedo exigiendo que, si se habla de monopolios, hay que empezar por destruir “al más grandote” en consonancia con Jeffrey Davidow, ex embajador yanqui en México, quien días antes expresó que la restricción para que participe el sector privado en Pemex es un “tabú” que hay que eliminar. Seríamos ingenuos si pensáramos que sólo son graciosas coincidencias.

Olvidan los señores patrocinadores de las declaraciones de Peña Nieto que fue el propio J. Davidow en su libro “El oso y el puercoespín”, quien en relación con la derrota del PRI en el 2000, dice que tal derrota se fraguó mucho antes con la desincorporación de las empresas del Estado mexicano, que entre otros fenómenos, con los desempleados de dichas empresas el PRI perdió millones de votos. Debiese saber esto Peña Nieto.

La propuesta de Peña no es nueva ni audaz. En el fondo implica una traición a México y ha sido la ambición permanente de las transnacionales energéticas y del gobierno yanqui desde el 18 de marzo de 1938, y recientemente del ex gobernador Arturo Montiel, quien afirmó en su momento que Pemex tenía que privatizarse y realizar otras concesiones en materia laboral y fiscal porque si no las hacía el PAN desde el Gobierno Federal, las tendría que hacer el PRI, cuando recuperara la Presidencia de la República. Como se ve, la idea es muy vieja. Hubo hace mucho tiempo otros muchos “audaces”. 

El bajísimo crecimiento ecknómico de 1.5% en promedio bajo los regímenes priístas y panistas regidos por la idea neoliberal es la “audaz idea” que continúa enarbolando Enrique Peña. Los cerca de 60 millones de mexicanos que hoy viven en la miseria son producto del remedio que Peña pretende aplicar para salvarlos, pues no se olvide que Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, prometieron salvar a México con las ideas neoliberales, con la iniciativa privada, con la oferta y la demanda. De las 1150 empresas propiedad de la nación se malbarataron el 96%, y se dijo que así nos iban a salvar de la deuda externa y a crear millones de empleos para el bienestar del pueblo mexicano, porque, según ellos, el modelo implantado por el proceso de la Revolución Mexicana en manos del Estado surgido del movimiento revolucionario había caducado.

¿Qué ocurrió? Se dijo entonces que en manos de particulares las telecomunicaciones serían “una palanca para el mayor crecimiento económico”. Retorciendo las leyes, el gobierno neoliberal de Salinas privatizó Teléfonos de México y los particulares se apropiaron de las comunicaciones telefónicas para forjar al millonario más rico del planeta. A la par, ese régimen de priístas neoliberales y panistas cómplices, entre los que está Felipe Calderón, crearon a sesenta millones de mexicanos casi sin empleo. Crearon esa cantidad de pobres porque el crecimiento económico con el régimen que forjó la Revolución Mexicana logró crecimientos sostenidos de hasta el 6.85 por ciento anual.
  
Esto no lo puede ignorar el señor Enrique Peña.

Por otro lado, los empresarios que “compraron” los bancos los quebraron. Ahora, y por muchos años, los contribuyentes estamos pagando la deuda de esos bancos quebrados cuyos dueños trasladaron fortunas impresionantes al extranjero. No solo eso: también los vendieron a banqueros extranjeros. ¿Con qué argumento los vendieron los funcionarios neoliberales como Salinas y Zedillo? Dijeron que en manos privadas los bancos serían “una palanca de mayor crecimiento económico”.

Mueve a risa, por no decir más, que ahora el inefable señor Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, afirme que todos los bancos son mexicanos porque están regulados por la ley.

Con ese argumento empresas como la Ford, la Volkswagen y Monsanto son “mexicanas”, dado que están reguladas por la ley.

Enrique Peña no puede ignorar que los neoliberales Carlos Salinas y Zedillo, intentaron vender a Pemex y que ante la oposición de grandes fuerzas políticas nacionales, incluso de su propio partido, el PRI, Zedillo despedazó la empresa en cuatro partes para debilitarla y después rematarla, porque así convenía a sus intereses, como también lo hizo con los ferrocarriles nacionales, ahora empresa privada de la que es accionista. El argumento fue el mismo: en manos privadas FERRONALES sería mejor y los otros argumentos fueron exactamente que “debemos olvidar ideologías y mitos que no nos dejan crecer.”

Enrique Peña no puede ignorar que ante la privatización de la minería mexicana se dijo que en manos de particulares la minería sería “una palanca de mayor crecimiento económico”. Hoy todo el mundo sabe lo que hace el Grupo México con los mineros mexicanos y la miseria en la que los tiene sumidos recurriendo incluso a la persecución de su dirigente sindical obligado a desterrarse para no ser encarcelado o asesinado. Peña Nieto tampoco puede ignorar que respecto de las carreteras concesionadas a la iniciativa privada y construidas con dinero público también se dijo que en manos de los ricos particulares serían “una palanca de mayor crecimiento económico”. Ya no es necesario preguntarle al señor Peña acerca de si sabe del rescate carretero y el costo para el pueblo de México. Su último informe como gobernador en este renglón es altamente ilustrativo.
¿El país ha crecido con las recetas de los organismos internacionales y las acciones de presidentes como Salinas, Zedillo, Fox y Calderón?  
   
No. Las recetas neoliberales no sirven para los pueblos. Peña Nieto debiera consultar con Luis Inazio Lula Da Silva. Le sirven a las grandes empresas trasnacionales. La ingenuidad o la complicidad son máscaras que el pueblo ya conoce. Por eso es valiosa la sencilla actitud política de Lula da Silva que hábilmente y en el mismo escenario recomienda que es mejor voltear hacia el Sur y no seguir encadenados al Norte. Con el Sur podemos cooperar y crecer sin la hegemonía del Norte. El Norte sólo pretende nuestra obediencia ciega y el saqueo de nuestros recursos.

Como políticos que somos no podemos ni debemos ser ingenuos ante las pretensiones de los que hoy quieren acabar con el “monopolio grandote”, y que con piel de cordero son sólo agentes de los empresarios norteamericanos. El caso de los bancos es ilustrativo. No podemos volver a equivocarnos a menos que seamos cómplices.

Pemex no puede ser calificada por la clase empresarial interesada en rematarla como al “canal 13” por ser “el monopolio grandote”.

Las empresas del Estado tienen una función social diferente a las 5 empresas del lucro de las familias de la oligarquía mexicana. Si no se comprende esa idea no se entiende la historia. Las empresas de la nación, como Pemex, sirven y deben seguir sirviendo para apoyar y detonar el desarrollo económico nacional independiente.
   
El halago fácil en la voz y el aplauso de la oligarquía que no da paso sin ganancia, no es el programa que requiere el pueblo de México para salir del atolladero en que lo metieron las fuerzas conservadoras de la segunda mitad del siglo XX. Se necesita visión de estadistas para replantear el camino de México, un camino independiente y soberano, ya ordenado en la Constitución promulgada en Querétaro, mandatos del pueblo y de la nación que los últimos cinco presidentes olvidaron y que quienes pretenden gobernar, como Peña Nieto, también están olvidando.


jueves, 22 de marzo de 2012

Educación política 3

EL PARTIDO ÚNICO DEL PROLETARIADO
Por: Vicente Lombardo Toledano

El partido del proletariado es el motor del tránsito del régimen capitalista al sistema socialista, porque el proletariado es el único que tiene interés en suprimir la propiedad privada de los medios de producción y transformarla en propiedad social, en propiedad colectiva. Las otras clases sociales tienen un interés opuesto: el de mantener la propiedad privada, las formas de producción capitalista. Algunas de ellas, especialmente en los países subdesarrollados –coloniales o semicoloniales– pueden coincidir con los intereses de la clase obrera ante los objetivos concretos que esta persiga en la etapa de transición; pero no están de acuerdo con el fin último del proletariado, que es la supresión de la lucha de clases, por la extinción de las clases, tan pronto como el Estado se convierta en un instrumento de la clase obrera.

El partido único de la clase obrera, armado de la filosofía del materialismo dialéctico, como fuerza dirigente principal en el paso del capitalismo al socialismo, es en México, como en todos los países capitalistas del mundo, el requisito principal para la transformación profunda de la sociedad. Pero ¿qué debe entenderse por un partido de la clase obrera?

¿Basta con que un partido se declare vanguardia del proletariado para que lo sea en verdad? ¿Es suficiente que un partido se considere depositario de la filosofía del marxismo-leninismo para que posea este tesoro inmenso de la cultura universal y de los principios y métodos para llegar al poder por el sólo hecho de decirlo?

A la vanguardia del proletariado no se llega por un acto de magia. Hay que conquistar el puesto de vanguardia y a esa posición no se arriba de un día para otro, sino por un largo proceso de estudio y de lucha, de contacto diario con los trabajadores, con sus demandas, analizándolas de manera exhaustiva y orientándolas para que puedan alcanzarlas.

El contacto con la clase obrera, el estudio de sus reivindicaciones y la defensa acertada de ellas para conducirlas al éxito y no a la capitulación, es el punto de partida para el trabajo del partido comunista, del partido del proletariado. Si ese vínculo no existe, el partido no podrá movilizar a las masas porque éstas sólo actúan cuando aprecian sus problemas desde todos los ángulos posibles y se convencen de que la acción que se le propone es la que puede conducirlas a la conquista de sus exigencias con los menores riesgos posibles.

No es el partido del proletariado el que debe calificarse como vanguardia de la clase obrera, sino ésta la que debe darle ese título. De otra suerte, podrá el partido repetir hasta el cansancio que es la vanguardia de la clase trabajadora sin que ésta se entere siquiera de su existencia.

El partido único de la clase obrera en México tiene que ser un partido nuevo, que repudie el dogmatismo, el sectarismo, el oportunismo y el revisionismo. Ese partido único del proletariado, con influencia verdadera en las grandes masas del proletariado, está apenas en formación; pero para crecer cuantitativa y cualitativamente, debe desterrar los tremendos errores que han cometido durante cuarenta años los que se han declarado dirigentes del partido de la clase obrera mexicana.

El dogmatismo conduce al esquematismo, a la caricatura de la realidad, privándola de toda su riqueza, de su complejidad y de su fuerza potencial creadora. Conduce a la substitución de las consignas basadas en el examen crítico de los hechos, por las consignas que falsifican o inventan la realidad.

El dogmatismo lleva indefectiblemente al talmudismo. A la repetición mecánica de los “textos sagrados”, como si éstos fueran un recetario para todos los problemas de la humanidad, de hoy y de mañana. Por eso se da el espectáculo en México, con frecuencia, de polémicas entre supuestos marxistas-leninistas, en los que unos y otros, para respaldar sus argumentos, acuden a Marx, a Engels o a Lenin, como verdaderos saqueadores de sepulcros, citando sus concepciones de un modo mecánico, antihistórico, creyendo que de este modo suplen su ignorancia y quedan a salvo de su responsabilidad.
  
Los dogmáticos proceden precisamente en contra de lo que decía Lenin, en “Nuestro Programa”, en la segunda mitad de 1899: “Nosotros no consideramos, en absoluto, la teoría de Marx como algo acabado o intangible: estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho sino colocar las piedras angulares de la ciencia que los socialistasdeben impulsar en todos los sentidos, siempre que no quieran quedar rezagados en la vida.”

El sectarismo es, como el dogmatismo, una concepción antidialéctica de la naturaleza y de la vida social. Parte de dogmas y no de principios en constante renovación. No intenta interpretar las leyes de la evolución del capitalismo descubiertas por el marxismo-leninismo, que son validas porque corresponden a la esencia de la realidad en proceso de cambio, sino que se limita a poner etiquetas o rótulos a los hechos y a las fuerzas sociales, según su concepción arbitraria de lo que ocurre.

El revisionismo es una fuga vergonzante de la filosofía del materialismo dialéctico y de la lucha revolucionaria. Un disfraz que esconde a la heterodoxia, el repudio de los principios que mantienen su validez, dándoles una interpretación falsa para encubrir una conducta ajena a la teoría política del proletariado.

Un partido único de la clase obrera en México, que será, antes y después de tomar el poder, una minoría dentro de la propia clase trabajadora, debe ser un partido de tipo nuevo, ajeno al dogmatismo, al sectarismo y al revisionismo, que represente a las fuerzas revolucionarias inspiradas en la filosofía del materialismo dialéctico. Un partido comunista único debe examinar las causas del fracaso del partido dogmático y sectario del pasado, y también, las formas eficaces para su crecimiento y su prestigio ante la clase trabajadora.

Para que esto pueda ocurrir es necesario que todos los cuadros y militantes honestos al servicio de los intereses y de los objetivos inmediatos y futuros de la clase obrera, reconozcan sus fallas y errores y se asocien con humildad y limpieza de propósitos para construir el instrumento político del proletariado. Porque querer hacer la unidad sobre la base de señalar culpas o errores en otros, y afirmar que los comunistas mexicanos no han incurrido en ellos, es puro infantilismo y falta de lealtad a los principios de la clase obrera. La crítica y la autocrítica para examinar los resultados del dogmatismo del dogmatismo y del sectarismo, sin admitir que se ha incurrido en ellos, no conduce sino a la pérdida de un tiempo precioso que no se puede recobrar y a una discusión estéril basada en los adjetivos y no en las ideas.   

El partido único de la clase obrera debe inspirarse en las enseñanzas de Marx, de Engels y de Lenin, y también en las aportaciones que los estudiosos y los militantes del socialismo científico han hecho en muchas partes del mundo. En los países capitalistas y en los que han sufrido la intervención del imperialismo, la clase obrera y sus mejores dirigentes han contribuido al desarrollo de las fuerzas revolucionarias. Basándose en el marxismo y examinando a la luz de su doctrina la realidad concreta de su país, han cooperado a transformarla al precisar el camino de transición y sus perspectivas.

(Extractos del libro ¿Moscú o Pekín? La vía mexicana hacia el socialismo, 1963)

Educación política 2

MATERIALISMO HISTÓRICO
Por: Vicente Lombardo Toledano

En la naturaleza y, por tanto, en la vida social, todo se transforma. Cada cambio es un paso de la cantidad a la calidad que se realiza en un salto. Pero cada salto es un salto concreto de un hecho determinado que se transforma en otro también concreto. No hay saltos abstractos, saltos de carácter general, por la propia riqueza y complejidad de la vida. De ahí que si la política revolucionaria es la ciencia de la transformación de la realidad, de manera progresiva, la disciplina que interpreta la realidad cambiante para hacerla mejor, quienes la manejan necesitan un conocimiento verdadero de los conceptos, de las categorías universales, de las leyes de la naturaleza, para no extraviarse en el practicismo sin teoría, que casi siempre conduce al fracaso, lo mismo que para impedir desviaciones ideológicas en el planteamiento de los hechos y en la solución de los problemas que no son sino el resultado de la ignorancia de la doctrina filosófica del materialismo dialéctico y de su aplicación práctica con espíritu creador.

¿Cuáles son las leyes naturales del desarrollo de la sociedad humana? ¿Cuáles son las leyes de la política?

Las leyes económicas, las que rigen el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción, constituyen el conocimiento fundamental del proceso de la sociedad humana. A determinado grado de la multiplicación y de la eficacia de los instrumentos de la producción económica, y de las relaciones que se establecen entre los propietarios de esos instrumentos y los que los manejan con su esfuerzo manual e intelectual, corresponde un sistema concreto de la vida colectiva que engendra un conjunto de valores, de conceptos acerca de las relaciones entre los hombres y de las formas más importantes de su pensamiento. La ideología es el resultado de un régimen económico determinado, de los intereses de la clase social que posee los medios de la producción material y, también, de la clase que sólo cuenta con su trabajo, enfrentada a la otra como modo de entender la existencia. El motor del proceso dialéctico de la sociedad es la contradicción entre los propietarios y los no-propietarios, la lucha de clases. En nuestra época, entre la burguesía y la clase obrera.

Así como nada hay inmóvil fuera de la realidad, ningún sistema de la vida social es eterno. El cambio de lo cuantitativo a lo cualitativo ocurre lo mismo en el mundo que en la comunidad humana, y se realiza en forma de salto. El paso brusco de un estado a otro, de un régimen social a otro distinto, es la revolución.

Pero así también como no hay saltos en lo general, en las categorías universales, tampoco ocurren las revoluciones abarcando a todos los estadios de la vida social, sino que surgen siempre en una sociedad determinada y en un momento concreto de su proceso histórico. “Al llegar a una determinada fase de desarrollo, dice Carlos Marx en su ‘Prólogo de la Contribución a la Crítica de la Economía Política’, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social.” 

(Extractos del libro ¿Moscú o Pekín? La vía mexicana hacia el socialismo, 1963)